NOCIONES BÁSICAS
Lo primero es entender, que el adiestramiento de tu cachorro, es con la finalidad de que sea un animal de compañía para niño. Una de las características que deberá tener, es la de ser amistoso con su amo y con otros niños y personas; así como nosotros sabemos comportarnos amables y educados con las personas que tratamos en nuestra sociedad, así nuestro perro será educado y sabrá comportarse ante esa sociedad.
El primer y principal trabajo consiste en enseñarle a nuestro cachorrito cual es su territorio y su puesto en el escalafón familiar (jerarquía).
Él necesita, como nosotros, un rinconcito de privacidad propio dentro de todo el territorio de la «manada». Cuando entre en casa, enséñale cual es el sitio donde debe dormir, comer y ponerse a salvo de los niños propios y ajenos, esconderse de las visitas y eliminar el estrés que, cualquier perro-bebé, tiene con elevada frecuencia. Tenga en cuenta asimismo, que ese será su sitio hasta que cambiemos de casa, y no trate de cambiárselo pues esto le afecta a nuestro amigo en su conducta. “Respete el lugar que ya le dio”.
Lo más indicado es asignarle al principio un territorio pequeño (como el cuarto de lavar, o una cochera), y después ir extendiendo su territorio conforme el cachorro aprende a ir al baño en donde le corresponde
Jerarquía
El lugar en el que coloquemos a nuestro cachorro determinará en lo futuro su comportamiento dentro del hogar. El perro, como descendiente del lobo, posee unos comportamientos sociales y jerárquicos que ha heredado genéticamente y que van a marcar su comportamiento dentro de la manada. En el momento que el perro entra en nuestra familia y la considera su manada, buscará su rango para ver si es dominante sobre ella o se encuentra por debajo de nosotros. Si no le dejamos claro desde el principio quién manda y el respeto que nos debe, las cosas serán difíciles de llevar.
Cómo me voy a llamar
El nombre del cachorro debe ser corto para que lo entienda rápido y obedezca pronto.
Enseñándole su nombre
Debemos nombrar a nuestro perro con una palabra seca, sonora, corta y en las que aparezcan, de ser posible, las consonantes K, R, T y las vocales A, O. Diversos experimentos demuestran que una palabra onomatopéyica (coco, roko, tuco, pipo etc.) correcta, facilita enormemente la capacidad de comprensión y adaptación al lenguaje humano del perro.
Aquí podemos ver a un pequeño cachorro obedeciendo algunas órdenes básicas: